El infinito está en tus ojos
Aquí puedes ser libre
martes, 2 de octubre de 2012
domingo, 30 de septiembre de 2012
Huracán I
Esta vez no hay anestésico que valga.
Con las heridas abiertas, me encuentro en el ojo de un huracán de sentimientos. Me observa, me rodea, y como lleva tanto tiempo preparando su aparición triunfal, sabe dónde tiene que rozarme para que acabe sangrando. Se sabe la ubicación exacta de todas y cada una de mis heridas, sus nombres y cómo llegaron a marcar mi cuerpo de esa forma. Cada una de ellas tiene una historia pero todas tienen en común aquellas manos cálidas y la forma tan bella en la que nacieron, con mi consentimiento.
Sabiendo todo lo que hay que saber sobre mí para hacerme daño, no importa qué tipo de vendas me ponga, ni cuán fuerte cierre los ojos para intentar irme a ese mundo que una vez fue nuestro y por el que hoy día camino con las medias rotas y echándote de menos. El viento arrecia y parece que erosiona cada poro de mi piel. En medio de todo este torbellino de "¿Por qué?", "Yo no debería estar sintiendo esto", "No puedo evitarlo", "Me duele", "Pero...", "Quizás", "Tal vez"... En medio de todo eso, sólo puedo ver tu figura. De espaldas. Donde tantas veces clavé las uñas, de mil maneras, con miles de intenciones, siempre con infinito amor.
"Amor". Después de todo esto, hablo de amor.
Amor es quien ha dirigido el huracán hasta mí. Amor es quien me susurra mientras duermo que no pasa nada si sigo soñando con él, que amar está bien y que quizás no debería rendirme.
Amor es quien me recuerda las sonrisas que le provoqué un día en mi remota memoria. Amor me recuerda cada día esas miradas infinitas tuyas, que me llevaron a pensar que si el universo se encontraba en algún lugar de esto que llamamos "El Todo y la Nada", sin duda, estaría en tus ojos.
Y hablando de huracanes, de amor y de universos, finalmente, y sin esperarlo... Acabo hablando de tí.
Ayer te lo llevaste. Y hoy me enfrento sola a este huracán al que le he puesto tu nombre. No podría llamarse de otra forma. No puede ser de otra forma.
Ya no.
Con las heridas abiertas, me encuentro en el ojo de un huracán de sentimientos. Me observa, me rodea, y como lleva tanto tiempo preparando su aparición triunfal, sabe dónde tiene que rozarme para que acabe sangrando. Se sabe la ubicación exacta de todas y cada una de mis heridas, sus nombres y cómo llegaron a marcar mi cuerpo de esa forma. Cada una de ellas tiene una historia pero todas tienen en común aquellas manos cálidas y la forma tan bella en la que nacieron, con mi consentimiento.
Sabiendo todo lo que hay que saber sobre mí para hacerme daño, no importa qué tipo de vendas me ponga, ni cuán fuerte cierre los ojos para intentar irme a ese mundo que una vez fue nuestro y por el que hoy día camino con las medias rotas y echándote de menos. El viento arrecia y parece que erosiona cada poro de mi piel. En medio de todo este torbellino de "¿Por qué?", "Yo no debería estar sintiendo esto", "No puedo evitarlo", "Me duele", "Pero...", "Quizás", "Tal vez"... En medio de todo eso, sólo puedo ver tu figura. De espaldas. Donde tantas veces clavé las uñas, de mil maneras, con miles de intenciones, siempre con infinito amor.
"Amor". Después de todo esto, hablo de amor.
Amor es quien ha dirigido el huracán hasta mí. Amor es quien me susurra mientras duermo que no pasa nada si sigo soñando con él, que amar está bien y que quizás no debería rendirme.
Amor es quien me recuerda las sonrisas que le provoqué un día en mi remota memoria. Amor me recuerda cada día esas miradas infinitas tuyas, que me llevaron a pensar que si el universo se encontraba en algún lugar de esto que llamamos "El Todo y la Nada", sin duda, estaría en tus ojos.
Y hablando de huracanes, de amor y de universos, finalmente, y sin esperarlo... Acabo hablando de tí.
Ayer te lo llevaste. Y hoy me enfrento sola a este huracán al que le he puesto tu nombre. No podría llamarse de otra forma. No puede ser de otra forma.
Ya no.
Anoche soñé
Anoche soñé.
Soñé como hacía mucho que no soñaba.
Soñé con tus manos cálidas en mi cintura y con cómo chapoteabas en los charcos de mi corazón.
Fue como tener tu parte de niño, la que siempre me mostraste, dentro de mí una vez más.
Y reías, reías mucho. Y yo reía contigo. Me cogías de la mano y me invitabas a recordar y a sangrar.
Es verdad que es mejor recordar en compañía, y la noche también fue nuestra compañera, me recordó esas ventanas empañadas, esos susurros, las veces que dije "Te amo" con los ojos llenos de lágrimas de alegría.
Pero dolió, y sangré. Cogí tu mano y a modo de puñal la pasé por mi pecho. No esperaba que dentro de mí hubiera tanto. Lo derramé todo, todo lo que había, todo lo que había estado ocultando, todo lo que mi orgullo guardaba con recelo mientras te miraba de reojo. Y te empapé sin quererlo.
Quizás debí imaginar que tus manos eran el arma más peligrosa que existía en este planeta para mí. No existen manos más precisas ni mortales, son capaces de arrasar con todo el orgullo, de hacerme heridas llamadas "Te echo de menos". Por eso ahora entiendo porqué cuando me diste la espalda y tus pies te arrastraron a alejarte de mí otra vez, se volvieron a abrir todas y me dolieron más que nunca. Es lo que pasa cuando rescatas cicatrices con tanto amor, cuando las acaricias y les dices "Os he echado tanto de menos..."
Es lo que pasa cuando te giras mientras susurras "Nos volveremos a ver pronto" y yo contemplo cómo la luna te coge de la mano y cómo a mí, solo me deja un tenue reflejo en la gran herida que atraviesa mi pecho.
Te lo has llevado otra vez, sin que yo me diera cuenta, sin que pudiera hacer nada.
Soñé como hacía mucho que no soñaba.
Soñé con tus manos cálidas en mi cintura y con cómo chapoteabas en los charcos de mi corazón.
Fue como tener tu parte de niño, la que siempre me mostraste, dentro de mí una vez más.
Y reías, reías mucho. Y yo reía contigo. Me cogías de la mano y me invitabas a recordar y a sangrar.
Es verdad que es mejor recordar en compañía, y la noche también fue nuestra compañera, me recordó esas ventanas empañadas, esos susurros, las veces que dije "Te amo" con los ojos llenos de lágrimas de alegría.
Pero dolió, y sangré. Cogí tu mano y a modo de puñal la pasé por mi pecho. No esperaba que dentro de mí hubiera tanto. Lo derramé todo, todo lo que había, todo lo que había estado ocultando, todo lo que mi orgullo guardaba con recelo mientras te miraba de reojo. Y te empapé sin quererlo.
Quizás debí imaginar que tus manos eran el arma más peligrosa que existía en este planeta para mí. No existen manos más precisas ni mortales, son capaces de arrasar con todo el orgullo, de hacerme heridas llamadas "Te echo de menos". Por eso ahora entiendo porqué cuando me diste la espalda y tus pies te arrastraron a alejarte de mí otra vez, se volvieron a abrir todas y me dolieron más que nunca. Es lo que pasa cuando rescatas cicatrices con tanto amor, cuando las acaricias y les dices "Os he echado tanto de menos..."
Es lo que pasa cuando te giras mientras susurras "Nos volveremos a ver pronto" y yo contemplo cómo la luna te coge de la mano y cómo a mí, solo me deja un tenue reflejo en la gran herida que atraviesa mi pecho.
jueves, 3 de noviembre de 2011
lunes, 29 de agosto de 2011
lunes, 22 de agosto de 2011
Hace poco tuve un sueño en el que aparecían un montón de mariposas de colores, era tan bonito...
¿Qué le vamos a hacer?
Aunque mi cuerpo crezca y madure, sinceramente creo que aún soy muy cría para algunos temas.
Sobre todo de esos que tienen que ver con aquello que se suele llamar amor.
Inmadura, o no, puedo seguir amando.
¿Qué le vamos a hacer?
Aunque mi cuerpo crezca y madure, sinceramente creo que aún soy muy cría para algunos temas.
Sobre todo de esos que tienen que ver con aquello que se suele llamar amor.
Inmadura, o no, puedo seguir amando.
domingo, 7 de agosto de 2011
Perdóname.
Amor, lo siento mucho. No contesté tus llamadas porque estaba ausente y sin rumbo, no sabía donde estaba, ni qué estaba haciendo. Sólo sabía que me estaba perdiendo a mí misma.
Espero que me entiendas, y no te enfades conmigo.
Quizás te he explicado demasiado tarde el porqué de mi ausencia, pero, ha sido ahora cuando me he encontrado, cuando te he encontrado.
Durante este tiempo, nuestra canción ha seguido ahí, y muchas noches, me ha acompañado a dormir, ella y nuestros recuerdos.
No sabes cuánto he extrañado todo lo que me dabas y antes no apreciaba.
No sabes cuánto he extrañado esos brazos, que en invierno me acogen y en verano me acarician.
Mientras he estado fuera, tu voz, tu sabor, tu mirada, tu tacto, tu olor y tu amor me han acompañado. Pero no sé porqué no podía sentirlos, sólo sé que han estado conmigo y, podrás estar contento, en ningún momento se han separado de mí. :)
Pero, ya estoy aquí y ahora, los siento más que nunca, todo, lo siento más que nunca.
Perdóname.
He estado perdida y te he hecho daño, pero has de saber, que en mi camino, has sido tú quien me ha guiado. Sólo tus actos y me han hecho llegar hasta aquí. Hasta donde estoy.
No te diré que no me arrepiento de mi arrebato de soledad y lejanía, porque te estaría mintiendo, pero una temporadita sola me hacía falta.
Ahora sé lo que quiero, y te quiero a tí. Íntegro.
No quiero a nadie más, ni nada más en este mundo. Aunque muchas veces nuestro corazón colapse, y nuestros ojos colapsen y nuestras palabras colapsen en una tormenta que parece interminable, he de confesar, que no me gustaría tener ese tipo de tormentas con ninguna otra persona.
Pero te voy a decir el porqué...
Después de nuestra tormenta, no llega la calma... Llega otra tormenta, una tormenta llena de amor. Esas sí que nos gustan. Por eso, mientras me llamabas y yo no estaba, nuestra pasión me ha dejado varios recados en una notita... Y al parecer me has echado mucho de menos... Así que, ¿qué te parece llenar ese vacío ahora que podemos? Por supuesto... pase lo que pase en el futuro...
Tengo cosas que hacer, así que empezaré a despedirme. :)
Solo quería darte las gracias, amor. Quería darte las gracias, porque a pesar de todo, la persona que más me ha apoyado en todas mis caídas y en todos mis logros, has sido siempre tú, desde hace dos años y cuatro meses.
No te cambiaría por nadie, y ahora no lo haré jamás.
Siento el discurso, creo que te debía una disculpa por no haberte cogido el teléfono en tanto tiempo. Y además, simplemente me apetecía decirte cuánto te sigo amando.
Bueno, he de irme ^^.
Llámame cuando quieras, Néstor.
Te esperaré eternamente.
Espero que me entiendas, y no te enfades conmigo.
Quizás te he explicado demasiado tarde el porqué de mi ausencia, pero, ha sido ahora cuando me he encontrado, cuando te he encontrado.
Durante este tiempo, nuestra canción ha seguido ahí, y muchas noches, me ha acompañado a dormir, ella y nuestros recuerdos.
No sabes cuánto he extrañado todo lo que me dabas y antes no apreciaba.
No sabes cuánto he extrañado esos brazos, que en invierno me acogen y en verano me acarician.
Mientras he estado fuera, tu voz, tu sabor, tu mirada, tu tacto, tu olor y tu amor me han acompañado. Pero no sé porqué no podía sentirlos, sólo sé que han estado conmigo y, podrás estar contento, en ningún momento se han separado de mí. :)
Pero, ya estoy aquí y ahora, los siento más que nunca, todo, lo siento más que nunca.
Perdóname.
He estado perdida y te he hecho daño, pero has de saber, que en mi camino, has sido tú quien me ha guiado. Sólo tus actos y me han hecho llegar hasta aquí. Hasta donde estoy.
No te diré que no me arrepiento de mi arrebato de soledad y lejanía, porque te estaría mintiendo, pero una temporadita sola me hacía falta.
Ahora sé lo que quiero, y te quiero a tí. Íntegro.
No quiero a nadie más, ni nada más en este mundo. Aunque muchas veces nuestro corazón colapse, y nuestros ojos colapsen y nuestras palabras colapsen en una tormenta que parece interminable, he de confesar, que no me gustaría tener ese tipo de tormentas con ninguna otra persona.
Pero te voy a decir el porqué...
Después de nuestra tormenta, no llega la calma... Llega otra tormenta, una tormenta llena de amor. Esas sí que nos gustan. Por eso, mientras me llamabas y yo no estaba, nuestra pasión me ha dejado varios recados en una notita... Y al parecer me has echado mucho de menos... Así que, ¿qué te parece llenar ese vacío ahora que podemos? Por supuesto... pase lo que pase en el futuro...
Tengo cosas que hacer, así que empezaré a despedirme. :)
Solo quería darte las gracias, amor. Quería darte las gracias, porque a pesar de todo, la persona que más me ha apoyado en todas mis caídas y en todos mis logros, has sido siempre tú, desde hace dos años y cuatro meses.
No te cambiaría por nadie, y ahora no lo haré jamás.
Siento el discurso, creo que te debía una disculpa por no haberte cogido el teléfono en tanto tiempo. Y además, simplemente me apetecía decirte cuánto te sigo amando.
Bueno, he de irme ^^.
Llámame cuando quieras, Néstor.
Te esperaré eternamente.
martes, 12 de julio de 2011
Cosas del pasado que se quedán ahí, en pasado.
Pronto escribiré sobre el hombre al que más he querido en mi vida.
Seguramente esta tarde o esta noche, cuando el amor se me acerque por detrás y me tape los ojos, será el momento adecuado para que mis dedos os muestren cuánto, cómo y quién.
Seguramente esta tarde o esta noche, cuando el amor se me acerque por detrás y me tape los ojos, será el momento adecuado para que mis dedos os muestren cuánto, cómo y quién.
En días así me gusta escribir.
Hacía tiempo que no tecleaba para escribir sobre mis verdaderos sentimientos o sobre cómo me siento en relación a algunos temas que realmente me tocan la moral. Últimamente he estado más que nada viciada a las redes sociales, a las cuales estoy cogiendoles tal aversión que a veces tengo ganas de coger una piedra y destrozar el portátil.
En fin, con esta "simpática" entrada, reabro el blog para hablar de mis errores, de cómo debo corregirlos, de qué caminos tomo o voy a tomar y finalmente de las pocas cosas que hago bien.
PD: Tengo un gato :3.
PD2: Y se llama Zero :3.
En fin, con esta "simpática" entrada, reabro el blog para hablar de mis errores, de cómo debo corregirlos, de qué caminos tomo o voy a tomar y finalmente de las pocas cosas que hago bien.
PD: Tengo un gato :3.
PD2: Y se llama Zero :3.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)